Cinco décadas de espíritu carnavalesco en Belize
Hace cincuenta años, un grupo de cuarenta beliceños encendió el espíritu del carnaval en las calles de la ciudad, dando inicio a una tradición que hoy es sinónimo de orgullo, alegría y cultura. Lo que comenzó en 1975 como un modesto intento por revivir las celebraciones del Diez de Septiembre tras el impacto del huracán Hattie, se ha transformado en uno de los eventos más esperados del calendario nacional: el Carnaval de Belize.
Solie Argüelles, una de las pioneras que entonces tenía poco más de veinte años, recuerda el impulso que los llevó a formar el primer desfile. “Después del huracán, el espíritu de baile y actuación había desaparecido. Decidimos que necesitábamos algo para levantar la moral y recuperar el Diez de Septiembre vibrante que todos conocíamos”, relató. Con música, energía y disfraces hechos a mano, salieron a las calles con alegría contagiosa.
El evento, en sus inicios, se centraba especialmente en la participación infantil. Marina Welcome, quien se unió ocho años después con su grupo juvenil Jump Street Posse, rememora esos tiempos con cariño. “El carnaval era diversión, no se trataba de dinero. Usábamos materiales sencillos como bolsas de basura y hojas de coco, pero la creatividad hacía brillar los disfraces.”
Karen Vernon, quien tenía trece años en 1975, fue testigo y protagonista de ese primer desfile. “Era emocionante. Los disfraces se rompían, los cosían, los pegaban, pero no importaba. Estábamos listas para bailar por las calles.”
Hoy, medio siglo después, el Carnaval de Belize sigue creciendo, con trajes más elaborados, música a todo volumen y generaciones que mantienen viva una tradición que nació del amor por la cultura y la resiliencia de un pueblo.
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